¿Qué está pasando con los certificados energéticos?
La obligatoriedad de disponer de un
certificado energético en una vivienda o local en el momento que anuncia,
alquila o vende empieza el pasado 1 de junio.
Para que os hagáis una idea, la
primera jornada oficial sobre CEE en el COAM, Colegio Oficial de Arquitectos de
Madrid, es el día 10 de Abril de 2013 (el Real Decreto sobre CEE se aprueba en
el Consejo de Ministros sólo cinco días antes, el 5 de Abril). Esto es un dato
que refleja como de rápido surge todo.
Los primeros que empezamos a
certificar nos encontramos con una competencia fuerte: las empresas certificadoras.
No se realizó ninguna campaña
informativa. Esto venía impuesto de Europa y la gente a día 1 de junio, no sabe
qué narices es un CEE y estas empresas se escudan en que al ser empresas es más seguro y correcto encargárselo a ellas que a un
arquitecto cualquiera.
Además hasta ahora la única
información que había recibido el ciudadano sobre qué es un CEE había sido por
parte de estas empresas que empezaron a gestarse durante ese año, cuando ya se oía
hablar de la futura aparición del
certificado.
La realidad es que la seguridad
no es así. Tendemos a pensar que si detrás de un informe hay un nombre de
empresa en vez de una persona es más serio, más "profesional". Parece
que la experiencia, a pesar de mostrarnos una y otra vez que no es verdad, no
ha calado en nosotros lo suficiente.
Hemos asumido el siguiente
paradigma: Si una empresa decide previamente que eres bueno, es que eres más
bueno que si no trabajases para ella. Las
empresas como jurado de la valía de la sociedad.
La realidad es que nos acosaron a
e-mails a los que certificábamos para que trabajásemos para ellos, es decir, no
era difícil entrar y si eras un poco avispado y sabías buscarte la vida solo,
no entrabas porque acabarías por perder
dinero. Siento ser tan clara pero es que es así
Yo personalmente me negué a participar en eso, yo encontraría mis
propios clientes y trabajaría para mí y así lo hice y así lo hago y fuimos muchos los que optamos por no
aceptar miserias.
Para entonces esas empresas tenían
unos precios que rondaban los 160-350 euros.
Los profesionales salimos a la
calle a ganar clientes y a pesar de ser una ínfima parte de lo que ahora hay
certificando, las inmobiliarias iban acumulando propuestas...
La primera incertidumbre era ¿Qué
precio establecer y sobre qué factores? No hubo regulación ni se establecieron
precios mínimos, sistema que considero hubiese evitado todos los problemas que
están aconteciendo.